UP & DOWN TO SEE THE TOWN_ TORRE BIOCLIMÁTICA [3er Premio UEM]

 

SITUACIÓN: NUEVA YORK

 

CLIENTE: Schindler

 

ARQUITECTOS: María Jesús Bau Sánchez + Carlos Martínez Pérez

 

COLABORADORES: Iván Guerrero Jiménez

 

AÑO: 2012

El proyecto se situa en el Lower Manhattan. Se trata de una intervención en una manzana muy densificada. Para descongestionar la zona se propone crear una plaza pública semi-cubierta, con locales comerciales, lúdicos y culturales, desde donde emerge una torre de 155m de altura de uso residencial y de oficinas.

 

La torre combina plantas pentagonales de 9,5m de lado y 155m2 de superficie, que al hacer girar 72º sobre sí mismas crean entreplantas octogonales. La fachada del edificio refleja el paisaje de alrededor, haciendo que interaccione con el entorno. Su geometría es triangular para permitir los pliegues de la envolvente. Para ello se juega con su despiece, utilizando paneles transparentes, translúcidos y opacos, dependiendo del material de fachada, siguiendo una serie de pautas: orientación, incidencia solar y del viento, y los requisitos del programa interior. Esta modulación corresponde a la estructura portante del edificio, que sigue un esquema triangular que garantiza su homogeneidad visual y estabilidad estructural. Se trata de perfiles circulares de 20cm de diámetro, formando triángulos isósceles de lados 12,5 y 18,0m de longitud. A su vez se divide en una primera subestructura, formando triángulos de lados 6,25 y 9,0m de longitud. Después se divide en una segunda subestructura, que forman los módulos de cerramiento bioclimáticos.

 

Para el diseño de los módulos de cerramiento se han tenido en cuenta diversas técnicas bioclimáticas: como la energía geotérmica del interior de la tierra, la recogida del agua de la lluvia, los muros vegetales con plantas hidropónicas, la energía fotovoltaica del sol, y la energía eólica del viento. Se trata de un complejo autosuficiente, en total consume el 85% de la energía producida a diario.

 

El edificio cuenta con dos tipos de ascensores, unos interiores de recorrido vertical y continuo a lo largo de toda la torre, y otros exteriores de recorrido diagonal que giran alrededor de su fachada. 

Las dimensiones y la altitud que alcanzan los ascensores interiores dependen de la zona donde se sitúen, diferenciando entre los destinados a uso residencial y a uso de oficinas.

Sin embargo los exteriores están más pensados para el uso público, para acceder a la cubierta-jardín que culmina la torre. De este modo se pueden admirar las vistas que la ciudad neoyorquina nos ofrece, desde cualquier orientación, gracias a un teleférico poco corriente. Este elevador exterior forma parte del juego geométrico de la fachada del edificio. Se trata de icosaedros, poliedros regulares de 20 caras formadas por triángulos equiláteros.